¿Estás pensando en pintar las paredes de tu hogar o de alguna estancia en concreto? Pues lo más seguro es que te hayas planteado escoger el blanco, un color que nunca pasa de moda.
Antes de tomar una decisión, te recomendamos que averigües cuáles son las ventajas y las desventajas de pintar las paredes de blanco. ¡Te las contamos a continuación!
Ventajas
Una de las grandes ventajas de pintar las paredes de blanco es que podemos conseguir que los ambientes se vean más amplios de lo que en realidad son. Por eso, siempre se recomienda este color para pintar habitaciones con pocos metros cuadrados. Además, las paredes blancas también hacen posible que las estancias se vean mucho más luminosas.
Otra gran ventaja de escoger el blanco para pintar las paredes es que se trata de un color muy versátil, por lo que encaja perfectamente en todo tipo de estancias y estilos decorativos. Además, se puede combinar con cualquier color. Por supuesto, no debes olvidar que es atemporal, lo que quiere decir que nunca pasa de moda. También es importante que tengas en cuenta que la pintura blanca suele ser más económica que el resto.
Inconvenientes
Sin duda, uno de los principales inconvenientes de pintar las paredes de blanco es que se trata de un color que se ensucia muy rápidamente. Por eso, no es muy recomendable para viviendas con niños, mascotas o habitantes que fumen. Por culpa de este problema, tendrás que pintar más a menudo.
Por otro lado, queremos comentar que para muchas personas el blanco puede resultar un color demasiado monótono y aburrido. Además, también puede resultar demasiado frío. Por eso, muchas personas evitan el blanco puro y optan por tonos como el marfil o el blanco roto. Además, para romper esta monotonía, es recomendable añadir pinceladas en otros tonos a través de los muebles, textiles, complementos, objetos decorativos…